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Fetus in fetu: el extraño caso de la niña que tenía a su gemelo dentro del cráneo

Una niña china de un año fue diagnosticada con un raro trastorno llamado fetus in fetu: su gemelo parásito crecía dentro de su cerebro. Niña con gemelo en el craneo

Hay trastornos congénitos que continúan desconcertando a la medicina moderna. Uno de los casos más insólitos ocurrió en China, donde una niña de apenas un año albergaba dentro de su cráneo a su propia hermana gemela.

Este gemelo parásito malformado, nutrido por el flujo sanguíneo de la niña, logró desarrollar estructuras anatómicas sorprendentes, incluyendo dedos rudimentarios y columna vertebral. En este artículo exploraremos los detalles de este extraordinario caso y del raro trastorno conocido como fetus in fetu.

Durante el embarazo, las ecografías realizadas en la semana 33 revelaron una anomalía en el tamaño craneal de la bebé. Sin embargo, en ese momento no se logró establecer un diagnóstico definitivo.

Ya en los primeros meses de vida, dos signos clave alarmaron a los padres y los llevaron a buscar ayuda médica: el cráneo de la niña era más grande de lo normal y mostraba retrasos en su desarrollo motor.

La pequeña era incapaz de sentarse, solo podía levantar levemente la cabeza y tenía trastornos en la motricidad fina de las manos. Además, mostraba retraso en el desarrollo del lenguaje, siendo capaz únicamente de decir “mamá”. Tras una evaluación inicial, los médicos indicaron estudios de imágenes. Lo que descubrieron fue desconcertante: una masa alojada en el interior de los ventrículos cerebrales que contenía estructuras propias de un cuerpo humano, como una columna vertebral. ¡Sí, una columna vertebral dentro del cráneo de la niña!

Para ver las imágenes originales publicadas en el artículo científico, visita: Journal of Medical Case Reports (precaución: imágenes sensibles)

En la tomografía cerebral pudo observarse que la masa era enorme: tenía un diámetro máximo de 13 cm. tenía un borde liso y debido al tamaño que ocupaba le estaba ocasionado hidrocefalia o acumulación de líquido dentro del cerebro. Este hallazgo fue decisivo para diagnosticar el raro trastorno conocido como fetus in fetu.

La presencia de este feto parásito dentro del cerebro es una de las manifestaciones más extraordinarias documentadas por la medicina.

En los casos de fetus in fetu, el tratamiento se basa en la extracción quirúrgica del feto parásito. Sin embargo, en este caso, la ubicación intracerebral y la corta edad de la paciente presentaban desafíos clínicos significativos.

La bebé fue intervenida por un equipo médico especializado que realizó una craneotomía —la extracción controlada de una porción del cráneo— para acceder al interior del encéfalo. Una vez dentro, los cirujanos encontraron una masa encapsulada, de color marrón y bordes lisos. En su interior se hallaba un feto inmaduro con estructuras rudimentarias como boca, ojos, dedos, manos, pies e incluso cabello.

Los estudios anatomopatológicos revelaron el tamaño real del feto una vez fuera de la cápsula, media 18 cm de largo. Este nivel de desarrollo dentro del cráneo de una bebe tan pequeña sorprendió al equipo médico, que documentó cada hallazgo como una rareza anatómica digna de estudio.

Por otro lado, la operación fue sumamente complicada. Después del procedimiento, la pequeña fue trasladada a la unidad de cuidados incentivos postoperatorios. Comenzó a experimentar convulsiones de difícil manejo y no logró recuperar la consciencia. Tras doce días en este lamentable estado, la familia decidió suspender el tratamiento médico.


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La incidencia de fetus in fetu es extremadamente baja. Se estima que ocurre en aproximadamente 1 de cada 500.000 recién nacidos vivos. En la mayoría de los casos —alrededor del 80%— el gemelo parásito se localiza en el interior del abdomen. Sin embargo, la variante intracraneal es aún más excepcional: solo se han documentado 20 casos en todo el mundo.

Figura 1. Imagen de un feto parásito intraabdominal extraído quirúrgicamente de una bebé de dos meses. Esta es la forma más común de fetus in fetu reportada por la literatura médica.

Otras ubicaciones reportadas incluyen el tórax, el escroto e incluso el interior de la cavidad oral, lo que demuestra lo insólito y desconcertante que puede ser este trastorno.

Esta anomalía ocurre en un tipo específico de gemelos: los gemelos monocoriónicos biamnióticos, es decir, aquellos que comparten una única placenta, pero tienen cada un saco amniótico para cada uno. Para que esto ocurra, los gemelos deben ser monocigotos, lo que significa que provienen del mismo óvulo y son genéticamente idénticos.

Una de las teorías más aceptadas sostiene que, durante los primeros días del desarrollo —específicamente en la primera semana, cuando los embriones aún son cúmulos celulares llamados blastocistos— los grupos celulares destinados a formar a cada gemelo no logran separarse por completo.

Imagen ilustrativa de un blastocisto humano. Esta estructura se forma durante la primera semana de gestación, y se considera que es en esta fase temprana donde puede ocurrir la anomalía que lleva a la inclusión de un gemelo dentro del cuerpo del otro. niña con gemelo en el cráneo
Imagen ilustrativa de un blastocisto humano. Esta estructura se forma durante la primera semana de gestación, y se considera que es en esta fase temprana donde puede ocurrir la anomalía que lleva a la inclusión de un gemelo dentro del cuerpo del otro.

Esta falta de separación provocaría la inclusión de un gemelo dentro del otro, quedando atrapado en su interior. Con el paso del tiempo, el gemelo incluido se atrofia, no desarrolla órganos funcionales, pero permanece vivo al recibir nutrientes a través del flujo sanguíneo del gemelo hospedador.

Cuando finalmente se logra extraer quirúrgicamente, suele estar envuelto en una cápsula blanca y dura, parecida a un gran huevo de gallina. Debido a que no posee órganos maduros que le permitan una vida independiente, no puede considerarse un ser humano como tal. Más bien se clasifica como un tumor humaniforme, formado por tejidos humanos pero sin viabilidad propia.

Algunos expertos, sin embargo, opinan que no se trata de un segundo feto, sino de un teratoma fetiforme, un tipo de tumor que puede contener estructuras como pelo, dientes o extremidades. El origen exacto de este fenómeno sigue siendo materia de debate en la comunidad científica.

¿Conocías este extraño caso? ¿Habías oído hablar antes del fetus in fetu? Cuéntanos tu opinión en los comentarios. ¡Nos encantaría leerte y saber qué piensas sobre esta sorprendente anomalía!

Referencias

  1. Qin X, Chen X, Zhao X, Wang B, Yao L, Niu H. Intracranial Parasitic Fetus in a Living Infant: A Case Study with Surgical Intervention and Prognosis Analysis. American Journal of Case Reports. 2024;25:e944371. Disponible en amjcaserep.com
  2. Herranz Barbero A, Collazo Vallduriola I, Margarit Soler A, Muchart López J, Castañón García-Alix M. Diagnóstico prenatal de masa abdominal. Revisión del fetus in fetu. Anales de Pediatría. 2015;82(2):101–103. Disponible en analesdepediatria.org
  3. Rodríguez González A, et al. Fetus in fetu: presentación de un caso y revisión de la literatura. Revista Cubana de Obstetricia y Ginecología. 2013;39(1). Disponible en SciELO Cuba

Referencias visuales:

Figura 1. Khalifa, N. M., Maximous, D. W., & Abd-Elsayed, A. A. (2008). Fetus in fetu: a case report. Journal of Medical Case Reports, 2(2). https://doi.org/10.1186/1752-1947-2-2

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